Forrando con algún
extraño material que no delatara lo que trozo tras trozo se iba formando
dentro, la piel se curtía, era fácil percibir como algo deseaba estallar y como yo en el intento de ocultar un suspiro con un bostezo, sin delicadeza alguna hacía que la comezón cesara por la fuerza que le ejercía, lo que no tenía en mente era que de
tanto asfixiar emociones estas crecieran sin emitir señal alguna y cómo es lógico sin aviso previo reventaran y terminaran por ensuciar la cara hasta de aquellos
que se suponía no debían entender que era lo que pasaba dentro mío.
Finalmente eso
estalló y mil fragmentos ensuciaron lo que durante años había construido, con
palabras o actos, o sin presencia de estos, ya quien yo presentía iba a salir
mal de esto, a parte de un puñado de escamas, estaba sintiendo como paso tras
paso yo retrocedía y me alejaba
(ALEJAR:
Distanciar, poner lejos o más lejos, ahuyentar, hacer huir)
le ensucié el
rostro y quizá cierto afecto junto con la confianza que un día había depositado
en mí. Como es de esperar nunca espero nada de nadie, por eso la carrera contra
reloj para ocultar de todo el mundo aquella sensación, que ante el tiempo no
era tan descabellada.
Es horrible observarte
y entender que finalmente no eres dueña de nada, ni de ti misma… Si fuese tan
sencillo ordenarte a no sentir o simplemente alejarte de eso que sabes algún
día te haría daño… pero es como la droga, ingieres un poco y aunque te repitas más de 800 veces que lograrás
dejarla siempre queda el pequeño residuo que te hace caer nuevamente en la
tentación de ingerir un poco de la sustancia acostumbrada, es el momento en que
intento tras intento la dosis va aumentando y el cuerpo se va debilitando, es
una sensación donde cada intento por asomar la cabeza y salir finalmente de eso
te hacer sentir más diminuta, vulnerable y más MIERDA. Sí, lo lamento, y si es necesario me
asfixiaré con vómito cuando expulse toda la porquería que hice, sentir y quizá
en instantes verte abducida por un abrazo. (Si
abducir se entiende como el acto en el que algo más logra raptarte por más que tú
quieras actuar con coherencia y ESCAPAR)
(EGOÍSMO: Enfermedad del yo acaparador. Además
de un acto de mala educación, es un atentado a los derechos humanos, una violación
del principio de la reciprocidad, una conducta depredadora, o si quiere, un
patrón antisocial.)
Egoísta, esa
palabra sí que sabe retumbar dentro de mí, porque es tan despreciable pensar en
no herir a nadie y ocultarme (quizá la
salida más hedionda) alejar ambas partes del melcoche en el que me
encontraba quiere traducirse como un acto despiadado. ¿Despiadado, depravado y
violento querer que nadie a parte de ti misma salga herido? Que definición más
alejada para lo que durante todo este tiempo pensé estaba haciendo bien, lo
único acertado es el momento en que esa palabra se acoge como un acto
antisocial. Antisocial por ver que cuando finalmente decides hablar de qué era lo que cruzaba tu
cabeza todo este tiempo, es tomado como la peor de las conductas para alguien
que sólo debía nadar y ahogarse entre burbujas.
Que mal eso de
verte sólo cuando tanta gente está rodeándote. Son las mismas personas que un
día prometieron estar junto a ti pasara lo que pasara, esas mismas personas que
se tomaron vacaciones indefinidas donde no había espacio para preguntarse si
aún respirabas, pero es en efecto y más que cierto: Son las mismas personas que
salen corriendo hacía tu dirección en el momento en que tú haces algo
descabellado, son esas, las primeras en hundirte con ese estúpido dedo que ya
les ha servido para aniquilar a más personas, entonces ese es el instante en el
que comprendo que: SI, odio estar rodeada de tanta basura que se hace llamar....
como fuese que se hagan llamar, tan sólo repasar las palabras que en ese instante
vomitaron en tu cara me hace sentir como un trozo de desprecio se aferra firme
a la lata, pero no más odio cuando ves la frialdad con la que les es tan fácil
reprocharte tu acto sin siquiera intentar entender que fue eso que ocasionó el
estallido.
Un propósito: Aprender a tragar cosas sin masticar,
evitar atorarse, hacer la digestión al instante en que un trozo de mierda toca
el estómago.
En esto no hay
otra intención más que hacer un intento por mostrar fragmentos de cómo dentro
de un ser tan “escamado” se trabajan mil ideas y emociones sincrónicamente. En
medio de ese puñado laminar se esconde tanto que es difícil a veces traducir en
palabras o rallones lo que ocasiona múltiples cortos circuitos…
Un p e z atorado en un problema tan pequeño que proyecta la sombra de un gran maremoto
Un p e z atorado en un problema tan pequeño que proyecta la sombra de un gran maremoto